Rebeca Erce Carrasco Hurtado, nacida en Temuco, llega a Concepción con sus padres a los cuatro años de edad. A los seis años escribe su primer micro cuento. Sus estudios, tanto de música como de literatura los realiza en la Universidad de Concepción. Al terminar la pedagogía en Español, se desempeña como profesora en el Liceo de Coronel y posteriormente, en el Liceo de Niñas de Concepción. Al trasladarse a Santiago, decide seguir, como cantante, la senda musical a la que dedica aún hoy gran parte de su tiempo.
Es músico desde siempre, artista por afición, cantante, educadora de profesión y meditante de vocación. Considera el desarrollo espiritual como la tarea más difícil y más noble que podría realizar un ser humano. Nació en una familia de cantantes (padre y madre). Tiene cuatro hijos que adoran la música, dos de ellos músicos de vocación. Ha dejado una huella importante en sus ex alumnos, muchos se han dedicado a la música o la literatura. Estas son sus profesiones. Y la filosofía, los idiomas, la pintura, la danza, y el arte en general, son sus aficiones. Ha publicado un par de ensayos en revistas y ganado un concurso internacional de cuentos, organizado por el Instituto Filosófico Hermético, hace algunos años. Se ha destacado como cantante y directora de Coros. Actualmente, ejerce la docencia en colegios (Lenguaje y Artes Musicales), y hace clases particulares, de Canto.
“Poemas de Otoño” surge en forma natural desde la vida de la autora, que en su adolescencia fue dejando escritos por muchas partes , olvidados en un libro, perdidos en una biblioteca, leídos en encuentros de poesía, o regalados a personas notables. Su viejo maestro, de Teoría Literaria, el poeta Gonzalo Rojas, pocos años antes de morir, le obsequió un libro suyo dedicado, y le recomendó que no dejara de escribir y que publicara lo que guardaba “en el cofre de las mil llaves”. Así, esto se convirtió en una tarea pendiente.
Para Rebeca Erce, “estos poemas son semillas que germinan en el alma de la autora para agradecer a Dios el haber vivido cada una de las instancias que la motivan a escribir. Están dedicados a mis hijos y a los que han sentido alguna vez esa locura creativa que te incita a despojarte de cualquier disfraz social para dejar salir por fin esa voz sin voz que habla en el silencio”.
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