¡Cuántas combinaciones únicas y preciosas permiten cada letra, palabra, verso! Cada uno de ellos es como el humano que los crea: único entre los actuales 7 mil 600 millones de habitantes del planeta. Entre todos esos millones, ocurre el milagro de reunir a un grupo de ellos: jóvenes que levantan ideas y les dan vida en cada una de las páginas de este libro. No se trata pues, de un libro cualquiera. Hay en cada creación un espacio vital que a veces es un grito, otras veces un susurro de esperanza, de denuncia, de amor. En todo caso se trata del milagro de la unión de personas cuyos planteamientos en debates y conversaciones demuestra que el talento no tiene en consideración los cortos años para desplegarse.
El lector se aproxima a leer la evidencia que demuestra que reunirse a debatir no es simplemente hablar, que el esfuerzo de continuar trabajando cuando la campana de término ya ha sonado, cuando todos se retiran a sus casas y descansan, sí tiene sentido y resultado. Esta antología nos permite abrazar la alegría de saber que los estudiantes son la tierra más fértil que existe, llena de semillas a punto de romper en brotes a la espera de alguna gota que les permita desplegarse, gota que no es otra cosa que la labor del profesor que ha de remecer, inspirar confianza y motivar a que ese brote crezca con todas las fuerzas que la naturaleza permita.
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