Tenemos en las manos el noveno libro de Pacífico Carrasco González “Sigo el viaje”. De nuevo nos enfrenta a una diversidad de situaciones, entre ellas, su identificación con los elementos del paisaje, que personifica: “Las hojas son amantes del viento, yo las quisiera mías”.
Con él recorremos viejos senderos, viajamos al sur en trenes que surgen entre la niebla y la llovizna, dejamos nuestras huellas en playas solitarias.
Luego nos lleva al territorio de los sentimientos, abriendo la puerta a la nostalgia, a lo que fue y ya no está más, como frente al lago Budi “El agua abre y cierra surcos musicales, se me fueron los años en otros viajes”, reminiscencia de su infancia y tal vez, el descubrir su sensibilidad poética con el poema de Augusto Winter. O cuando declara “Hay dolores que llenan todos los espacios, también alegrías de efímero paso”.
Pero el sentimiento íntimo acciona el engranaje de los sueños, en los que todo vuelve a ser posible: “El cielo tras la luna, yo tras tu mirada, en lugares donde la vida me lleve”.
Desde luego hace referencia al cuidado del medioambiente “No es culpa de la lluvia que ignoremos que siempre vuelve”, aludiendo a las periódicas catástrofes que debemos soportar. Y, por supuesto, incluye poemas en que denuncia desigualdades e injusticias “He llorado el sufrimiento por abusos de poder”. En otra página expresa su protesta contra la corrupción, mientras proclama su irrenunciable amor a Chile reiterando “Mi país, el mejor”.
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